miércoles, 16 de enero de 2013

Oublier.

¿Te imaginas alguna vez olvidar este amor? Olvidar como olvidó la mujer de Nevers en Hiroshima Mon Amour. Olvidar el amor del que quisiste morir. Olvidar el amor por el que habrías muerto de haber podido. Olvidar el rostro, la voz. Olvidarme. Olvidar el anular de mi mano izquierda. Olvidar la inscripción: mon tout dans ce monde. Olvidar por qué todo eso y ahora nada. Olvidar que me gustaba tu hueco supraesternal. Olvidar que me pedías que me tumbara sobre tu espalda. Olvidar que me ibas a llevar a París. Olvidar que era torpe y tonta. Olvidar que tenías los ojos como el río Bernesga. Olvidar que bailábamos descalzos, con mis pies sobre tus pies. Olvidar tu cuello. Tu olor. Olvidar.

lunes, 14 de enero de 2013

Tú eres nosotros.

Amor mío, y algo más, que me duelen en la garganta esas palabras que no existen, que me escuece el silencio forzado, preferir eso a no decirlo todo, el quemazón, la impotencia...
o la imposibilidad.

La imposibilidad de tu hombro que apenas se ve, pero que es cierto y existe aquí y ahora a través del calor y del tacto suave, las parcelas de la epidermis acaso con nombre sin yo saberlo. Tu hombro, que es una duna, y la noche que cae sobre el desierto. Y tus párpados que caen sobre tus ojos y los ocultan. Y yo me he de conformar con recordarlos.

Y me gusta recordarte si es porque duermes y no porque te has ido.  Regocijarme pensando que me sueñas aunque no tengas que soñarme, porque estoy acá, donde te acabas. Marco tus límites, te perfilo sobre las sábanas, me contagio de tus exhalaciones, te respiro, te amo...